Destruir empleo es destruir presente y futuro

Causa rubor y vergüenza ver como la prensa de este país, anuncia a bombo y platillo que una de las empresas más importante del Ibex 35, y máximo ejemplo del capitalismo, puede estar preparando un Expediente de Regulación de Empleo (ERE). 

Más de 6.000 despidos de trabajadores y trabajadoras que tienen un puesto de trabajo fijo y en condiciones laborales y sociales conquistadas tras muchos años de lucha (sanciones, despidos, represalias de todo tipo…algo que conocemos bien en ASC) y que ahora resultan relativamente dignas comparadas con la precariedad existente, a pesar de los retrocesos firmados por los sindicatos socios de la empresa CC.OO y UGT. 

Casi al mismo tiempo, el IX Informe FOESSA elaborado por Cáritas, que esos mismos medios callan, indica que “la precariedad laboral se ha convertido en la nueva normalidad, afectando a casi la mitad (47,5%) de la población activa. Se trata de 11,5 millones de personas atrapadas en diversas formas de precariedad e inseguridad laboral”. Y advierte que el empleo precario, junto a la vivienda inaccesible, son los dos grandes motores de la exclusión.

Cáritas es una organización perteneciente a la Iglesia Católica que basa su acción social en la beneficencia, lejos de los principios de solidaridad y justicia que caracteriza al movimiento obrero. Se trata, por tanto, de una organización nada sospechosa de izquierdismos o cercana a posiciones revolucionarias, ni siquiera movilizadoras de los sectores excluidos de la sociedad. Pues bien, los autodenominados “agentes sociales” CCOO, UGT y Sumados-Fetico están todavía más a la derecha que esta institución religiosa, seguro que porque ellos obtienen beneficios de todo tipo como colaboradores del capital, para que este destruya empleo y condiciones laborales del conjunto de la clase obrera.

Y es que, este lunes 17 de noviembre, la dirección de Telefónica ha llamado a sus “agentes sociales” para explicarles la implementación del nuevo Plan Estratégico de la compañía presentado hace apenas 15 días. 

Un Plan Estratégico del que solo tienen interés en conocer las condiciones de la nueva ofensiva en la destrucción de empleo y condiciones laborales de la plantilla, es decir, de cómo transferir la actividad laboral de Telefónica a la precariedad y, por tanto, a acelerar los procesos de exclusión social que pauperiza a trabajadoras y trabajadores, a pesar de tener un empleo. 

La docilidad de estas organizaciones causa verdadero sonrojo a quienes los hemos visto “involucionar” hasta convertirse en bufones de la corte. Desde la presentación del nuevo presidente allá por el mes de enero, se lanzaron a una carrera para dilucidar quién iba a ser el preferido en la interlocución social, relamiéndose por negociar un nuevo plan de destrucción de empleo. Un ERE o un PSI les suena a caja registradora. 

Negocio que no negó el presidente de la compañía cuando fue preguntado sobre este asunto en la última Junta de Accionistas por ASC al contestar que “le pagan lo legal” pero, ¿¿dónde se recoge esa legalidad que ellos justifican como de asesoramiento??, en ningún sitio, simplemente les pagan por su traición a quienes dicen representar. 

Destruir empleo supone, para ellos, el momento de hacer caja, tras una labor de zapa entre la plantilla con la firma de convenios colectivos cada vez más regresivos y lesivos contra los derechos adquiridos por años de lucha. Pérdida de poder adquisitivo, presiones insoportables en la realización del trabajo, nula formación… a las que se unen la selectiva y caprichosa movilidad funcional y geográfica o la aplicación del régimen disciplinario de forma indiscriminada y abusiva. 

Nadie de estos agentes sociales ha movido un solo dedo por los compañeros y compañeras sancionadas en los últimos meses. No se ha oído una sola voz por la arbitrariedad de las Modificaciones de Condiciones de Trabajo o por los traslados, como el último de Delicias y Diana en Madrid, o la externalización del CNAI...

Este rastrero trabajo allana el camino para garantizar el éxito del ERE y su adscripción a él de forma voluntaria, con una plantilla convenientemente desorientada y “asesorada” por quienes se postulan como sus representantes, y que solo obedecen a quien les da de comer. bien a través de la gestión de nuestro Plan de Pensiones, bien por las sustanciosas prebendas que les reporta el Convenio Colectivo y sus derechos de representación (liberados/as – hojas de gastos sin justificar, etc.)...o mediante las retribuciones por asesoramiento que, a partir del 17 de noviembre, envilecerán todavía más el sindicalismo en Telefónica. 

Una “voluntariedad” inducida que no dudarán en vulnerar sí a la empresa no le salen las cuentas o si se tiene que utilizar para meter miedo y extorsionar a los indecisos. No hay reparos en el uso de prácticas chantajistas para la consecución de los objetivos, la plantilla las conocemos en el día a día de nuestro trabajo. 

Nuestro futuro está, en estos momentos, en las manos de estos mercaderes que van a marcar el precio, no solo de nuestro despido, sino también de nuestra dignidad, y el del futuro de los compañeros y compañeras que necesitan de un empleo digno para no caer en la exclusión social. 

Pero a ellos este tema no les importa, sucumbieron hace muchos años a la lógica del “sálvese el que pueda” abandonando los principios ideológicos en los que se sustenta la fuerza de los trabajadores y trabajadoras, la unidad y la lucha de clases, y lo que es peor, están consiguiendo inculcar el individualismo en la clase obrera, donde el teletrabajo es hoy el actor principal.

Ese es en definitiva el mezquino papel con el que les recordará la Historia. 

Desde ASC siempre nos hemos posicionado de frente contra la destrucción de empleo. Las conclusiones a las que Cáritas llega ahora ya las anunciábamos en este sindicato hace más de 30 años. 

Telefónica, la empresa pública que fue regalada a entidades bancarias y fondos buitre, debería haber sido ejemplo en la creación de empleo de calidad y motor de la Economía en la sociedad de la información. Trabajadoras y trabajadores tendríamos que dejar la empresa por jubilación, con contratos de relevo que garantizaran unas pensiones dignas, mientras que los relevistas se beneficiaran de los logros laborales conseguidos con la lucha de quienes les precedieron. 

Esto todavía es posible si desoímos los cantos de sirena de una vida mejor (que antes o después resultará falsa) y nos oponemos activamente contra la destrucción de empleo y contra la destrucción del futuro de nuestros jóvenes (nuestros hijos/as, hermanos/as, vecinos…) que se harán pobres a pesar de tener un trabajo remunerado, así como a la merma de las futuras pensiones de jubilación, cuando no su desaparición, por las bajas cotizaciones de esos jóvenes.

Para evitarlo, esta es la propuesta de ASC: 

• contratos de relevo (una realidad que posibilita el artículo 12 del Estatuto de los Trabajadores) a los 60 años con el 100% de nuestro salario, así como nuevas contrataciones con condiciones laborales idénticas a las de los trabajadores/as que se jubilan. 

No apostar y luchar por esta posibilidad es hacerlo por la exclusión social de una parte cada vez mayor de nuestra sociedad. 

Todas y todos somos responsables, no solo de nuestro futuro, sino del que dejaremos a quienes nos sucedan. 

¡¡LA ÚNICA LUCHA QUE SE PIERDE ES LA QUE SE ABANDONA!!

¡¡NO A LA DESTRUCIÓN DE EMPLEO, NO A LOS ERES!!